Este mes de diciembre de 2018 han publicado en la revista REEPS (Revista Electrónica de estudios Penales y de la Seguridad) un artículo que hemos desarrollado en colaboración el IRSE (Instituto de Reintegración Social de Euskadi) y DETECTA.

La revista REEPS es una revista relacionada con el Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología y la Editorial Jurídica Continental de Costa Rica, y el artículo al que hacemos referencia versa sobre los menores infractores y las emociones. En concreto, sobre cómo un trabajo bien desarrollado en el ámbito emocional puede ser un factor importante en la reinserción social de estos menores.

El estudio lo llevamos realizando durante los 2 últimos años en un Centro de Justicia Juvenil del País Vasco, y los datos que presentamos en el artículo hacen referencia al primer año porque ésos son datos definitivos, los datos del presente año los presentaremos el año próximo.

El artículo se titula: IDENTIFICACIÓN FACIAL DE EMOCIONES, INTERRELACIÓN, EMPATÍA Y REINSERCIÓN: Centro de Justicia Juvenil, y lo que hicimos fue detectar qué emociones identificaban y reconocían correctamente los menores infractores en el momento de entrar en el centro, y qué emociones identificaban y reconocían al finalizar su internamiento, después haber intervenido con ellos durante su internamiento con un modelo que se denomina Vinculación Emocional Validante (VEV) y que se centra en reconocer, identificar y gestionar adecuadamente las emociones propias y ajenas.

Los resultados que obtuvimos fueron que, la mayoría de los menores identificaban más y mejor las emociones al finalizar su internamiento, y si se es capaz de identificar mejor las emociones de los demás junto con una adecuada gestión de las emociones propias, tenemos como resultado, al menos 3 consecuencias:

  • Que los menores al interpretar mejor las emociones de los demás, tengan o creen menos problemas por malos entendidos.
  • Que los menores reconozcan sus propias emociones y cómo gestionarlas para evitar conflictos.
  • Y como consecuencia de las 2 anteriores que los menores puedan ser más empáticos.

Todo ello podría redundar en una mejor reintegración a la sociedad de dichos menores infractores.

Os dejamos una gráfica en la que podéis ver la mejoría que obtuvieron los menores en la identificación de emociones.

El examen 33A corresponde al primero que se les hizo al llegar al centro para detectar cuantas emociones identificaban y el 33B es el que se les realizó al finalizar su medida de internamiento, como se puede apreciar en la gráfica, hay un 73% de menores que identificaron más emociones al finalizar el internamiento que al comenzar.

Si estáis interesados en leer el artículo completo y ver el resto de graficas, está publicado en el número actual de la revista REEPS. (aquí)

 

Esperando sea de vuestro interés, recibid un cordial saludo.

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